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Revista de Libros
No. 8  l  Abril 2006


Manual de edición literaria y no literaria
Leslie T. Sharpe e Irene Gunther
(FCE)

Por Adriana Delgado

Ser editor no es fácil. En Colombia, no existe ningún programa profesional para formar a aquellas personas que quieren dedicarse a los libros, salvo el énfasis editorial de la carrera de Comunicación de la Javeriana. Y , en el mundo, sólo poquísimas instituciones ofrecen programas de posgrado sobre el tema. Entonces, ¿cómo se hace un editor? Sencillamente nos toca aprender sobre la marcha. Y correr con la suerte de que una editorial quiera trabajar con nosotros y, aun mejor, encontrar a un mentor, o una mentora, como en mi caso. Además, nos toca lidiar con la ignorancia acerca de lo que implica ser editor (“¿Eres editora? ¿Qué te toca hacer: resúmenes y poner tildes?”) y con nuestras propias dudas iniciales con respecto al oficio. Y se necesita paciencia, meticulosidad y más paciencia. Para completar el panorama, los editores tienen sueldos más bajos, en comparación con la gente de mercadeo y ventas, a pesar de que son, después del autor, y a veces antes, los principales gestores de un libro. Yo creía que era un fenómeno colombiano, pero después de leer este Manual de edición literaria y no literaria y La edición sin editores , de André Schiffrin, me he convencido de que es un fenómeno global. Así las cosas, como mencionan Sharpe y Gunther, citando a un editor que conocen: “Ya que la paga no es buena, debes hacerlo por amor”. Yo añadiría que a veces, además, es un trabajo ingrato. Si el libro no tiene errores y está impecablemente escrito, el comentario general es: “Qué bien que escribe el autor”, pero si cualquier cosa pasa, el comentario es: “¡Qué editor (o corrector, en su defecto) tan poco cuidadoso!”.

Sin embargo, somos muchos los enamorados de los libros y las palabras que nos enfrentamos día a día con obstinación a la labor de hacer que las obras de nuestros autores sean las mejores posibles. Los asistimos como parteras en un alumbramiento, como lo define Tomás Granados Salinas, director de la colección Libros sobre libros, a la cual pertenece este Manual de edición literaria y no literaria . Y como la “buena escritura está en vías de extinción” (según dice en el prólogo Richard Marek, con quien estoy de acuerdo), nuestra labor se hace más y más apremiante cada día, aunque a las grandes corporaciones al parecer sólo les interese vender.

La colección Libros sobre libros, entonces, es valiosísima en la medida en que llena un vacío y “les ofrece a los profesionales del libro, bajo un solo sello y de manera sistemática, herramientas prácticas para la diaria ejecución de sus labores y reflexiones sobre los alcances y limitaciones de su quehacer”. Puesto que en general nos toca aprender por nuestra cuenta, esta colección nos sirve de guía. Y, para empezar, Manual de edición literaria y no literaria le traza al lector, al futuro editor, el camino que empieza a recorrer.

Uno de sus principales objetivos es mostrar que el lenguaje, el estilo y el cuidado editorial son importantes, sin importar el tema del libro. Entonces, volvemos al punto inicial: ¿Qué es un editor? ¿En qué consiste la labor editorial? Esas preguntas son las que trata de contestar este libro, y otras como: ¿Cuál es el perfil del editor de adquisiciones? ¿Del editor de contenido? ¿Del corrector de estilo y del de pruebas? ¿En qué se diferencian estas labores? ¿Es igual ser editor de interés general que de literatura infantil? Además, explica en términos sencillos en qué consiste el proceso editorial en diferentes áreas (libros académicos, de interés general, infantiles, etc.). Y si lo que el lector quiere es ser editor freelance , el Manual también le ofrece múltiples consejos y reflexiones respecto a la vida del editor independiente: ¿Qué debe tener en cuenta un freelancer ? ¿Cómo puede conseguir trabajo? ...

Si bien este Manual de edición literaria y no literaria está dirigido principalmente a los editores de libros en ciernes, también puede ser de gran utilidad para quienes se inician como correctores o editores en revistas u otras publicaciones (impresas o virtuales), puesto que estas labores comparten una base común, aunque a veces requieran de destrezas diferentes.

Ojalá hubiera leído este manual cuando me inicié en este oficio. Me habría ahorrado varios dolores de cabeza.

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