Revista de Libros |
No. 8 Abril 2006 |
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Feria Internacional del Libro de Bogotá 2006
Entre lo sólido y lo efímero Catalina Vargas Hace algunos días tuve un encuentro breve con Ana Roda (Gerente de Literatura del Instituto Distrital de Cultura y Turismo) y Margarita Valencia (Gerente de Bogotá, Capital Mundial del Libro 2007) en medio de un aguacero que se soltó antes del medio día y amparada por una amable taza de café. Mi intención era preguntarles acerca de Bogotá, Capital del Libro 2007, averiguar sobre el proceso de organización, ver qué planes tenían para el festejo y acceder a una mirada respecto a lo que significa llevar este título. Sin embargo, pasó algo irónico: al terminar nuestra conversación sentí que sólo una pregunta había tenido sentido, sólo una pregunta era imprescindible, sólo una pregunta era una auténtica pregunta, y no precisamente una que yo le hubiera formulado a ellas, sino una que Ana Roda me dirigió directamente a mí: ¿Usted qué propondría? Me quedé atornillada a mi silencio. Pensé que si me daban un poco de tiempo, les haría una buena propuesta y no respondería sólo con una simple sonrisa. La situación cultural de Bogotá en la actualidad es peculiar: por un lado, tiene raíces profundas en una historia asociada con los libros y las letras –pensemos, como ejemplos, en el perfil humanista de su fundador y en el calificativo de la Atenas Suramericana que mereció en el siglo xix –; por otro lado, recientemente la ciudad muestra un fértil proceso de inclusión social por medio de la promoción del libro. No son momentos que se excluyan, pero hay algo distintivo en lo que está sucediendo: la intención de fomentar una sociedad del conocimiento que tenga una puerta de entrada para todos se ha hecho explícita y pública en los últimos años. Esto parece indicar que cuando hay una mayor diversidad de orígenes y de problemáticas entre los habitantes de un lugar, más urgente es un libro. Esto no deja de causar perplejidad, aunque también genera cierto entusiasmo. Responder a los conflictos sociales con la promoción de la lectura y de la escritura es síntoma de un movimiento que estimula una sociedad flexible y consciente, crítica y tolerante. En la ciudad palpita un interés por generar programas y propuestas originales para hacer de la lectura y la escritura un elemento cotidiano. El gobierno de la ciudad, en llave con importantes organizaciones privadas dedicadas al tema de la cultura, tiene como propósito “estimular la producción y la circulación editorial, democratizar el acceso al libro, promover la lectura y la escritura entre los niños, los jóvenes y los adultos de nuestra ciudad, especialmente en aquellos sectores que se han visto marginados de ella”. En consecuencia, los diferentes actores culturales llevan a cabo programas tales como la Red de bibliotecas públicas, Libro al viento, Clubes locales de lectores, Paraderos Paralibros Paraparques, Leer en familia y Semana de la lectura 2005. Indudablemente, en Bogotá ya se ha hecho mucho, su trayectoria integral en la promoción de la lectura, la especificidad de sus propuestas y el compromiso que existe entre los sectores públicos y privados fueron motivos suficientes para ser reconocida como Capital Mundial del Libro. Ahora, la ciudad se enfrenta a la tarea de dar un paso más allá. En este momento preliminar, tanto Ana Roda como Margarita Valencia parecen estar interesadas en escuchar propuestas, asumen una postura horizontal respecto a la organización. ¿Usted qué propondría para seguir abriendo camino? Según Margarita Valencia , los preparativos de los eventos tienen dos propósitos: por un lado, se quiere hacer que el 2007 sobresalga sobre los otros años, que sus espectáculos sean memorables y divertidos, que sus eventos convoquen ampliamente a la ciudadanía, en otras palabras, que se logre un efecto placentero respecto a la experiencia de ser Capital Mundial del Libro; por otro lado, para no caer en lugares efímeros y pasajeros, se quiere fortalecer los cimientos en el ámbito institucional y social, penetrar realmente en la sensibilidad ciudadana, para que en la ciudad ocurra una apropiación auténtica de la literatura. En ese sentido se pretende lograr un punto intermedio entre lo efímero y lo sólido, entre el goce y la conciencia del proceso. Igualmente, se tiene como cometido lograr convocar y reunir a todas las localidades: ser capital mundial del libro es una excusa más para la integración de toda la ciudadanía. Ana Roda subraya la necesidad de que este título no sea únicamente un sello, sino que se concrete en actitudes vitales frente a la lectura y la escritura. Entonces , ¿cómo traducir todos estos conceptos en prácticas concretas pertinentes que le inyecten un nuevo aire a lo que se ha hecho hasta el momento? Aunque ya hay propuestas concretas, esta pregunta sigue siendo relevante. Otras capitales mundiales del libro: ejercicios de cooperación y creatividad ¿Qué pueden tener en común ciudades como Madrid, Alejandría, Nueva Delhi, Amberes, Montreal, Turín y Bogotá? Todas son parte de un recorrido por el mundo con el motivo, por qué no llamarlo universal , del libro. Además de promover ferias del libro, encuentros con escritores, premios de literatura, inauguraciones de centros culturales y lecturas en público, cada una de estas ciudades ha querido generar espacios lúdicos y formas simbólicas para convocar a más público. En el 2001, Madrid, la primera ciudad en asumir el reto, tuvo que empezar a caminar en medio de la oscuridad. Su primer paso resultó ejemplar en muchos aspectos pues no sólo logró convocar a los allegados al gremio del libro sino que, con la idea de hacer del paradigmático monumento de la Puerta de Alcalá un lugar para donaciones de libros, se logró hacer de su experiencia como capital mundial del libro el centro de atención de la comunidad y los medios de comunicación. El monumento terminó forrado de libros donados por una multitud de participantes y, como un gesto de fraternidad indiscutible, estos libros fueron donados a países del tercer mundo. En otras palabras, el evento logró atar lo efímero del espectáculo con el nudo de la solidaridad. En el 2002, la ciudad egipcia de Alejandría reinauguró la histórica Biblioteca de Alejandría, que restablece y actualiza el diálogo entre oriente y occidente. Su increíble edificio circular, encarnación de múltiples significaciones, se convierte en un centro de cooperación entre culturas y un lugar donde la historia hace presencia. Se trata, ciertamente, de un lugar de dimensiones universales, un ejemplo de la tendencia mundial a construir lugares democráticos. En el 2003, uno de los centros editoriales más grandes de Asia, la ciudad de Nueva Delhi, prosigue el recorrido centrando su atención en la niñez y en la real accesibilidad al libro. Uno de los programas que llevó a cabo fue la distribución gratuita de libros a los niños en las escuelas para promover un verano de lectura. Otra consistió en impulsar un centro comercial para el libro: un proyecto que hace uso de una imagen del mundo del comercio para el fortalecimiento de lo cultural. En el 2004, la ciudad belga de Amberes promueve el asentamiento de una calle dedicada a los libros: dedicar un espacio público exclusivamente a la literatura es una iniciativa urbana que hace de la experiencia literaria un elemento de la cotidianidad. El 23 de abril del 2005, Montreal heredó el compromiso. Entre sus eventos más destacados encontramos la inauguración de una impresionante biblioteca de acceso público en el corazón de la ciudad. También vale la pena mencionar un programa que promueve la invasión de las paredes de edificios públicos y privados con citas de libros y la promoción de la práctica conocida como bookcrossing , que consiste en abandonar un libro en un lugar público, el metro, un café o un bus de la ciudad, para que otra persona lo encuentre. Luego, por un sistema de registro e identificación se puede rastrear el libro y entrar en diálogo con la persona que lo obtuvo. Es una manera distinta de promover el diálogo literario y un modo de quebrar las barreras que nos separan de otros. Esta práctica es comprable con el trueque de libros que se impulsó en la Semana de la Lectura el año pasado. Una más: en los cines de Québec los asistentes son retados a responder preguntas sobre literatura en un clip que se presenta antes de la película. La ciudad de Turín, que presentó un proyecto en asociación con Roma, está haciendo los preparativos para iniciar su travesía el próximo mes. Resulta interesante el proyecto de integración de todos sus barrios bajo el tema de los signos de puntuación que permite que cada localidad actúe en los eventos desde aquello que la caracteriza. Igualmente rinde homenaje a escritores de Turín como Primo Levi, Italo Calvino, Cesare Pavese y Emilio Salgari entre otros; por ejemplo, habrá una première de una pieza para coro y orquestra compuesta por el español Luís de Pablo basada en los textos de Levi. Roma, un lugar con una historia de más de tres mil años, además del segundo festival internacional de literatura que se lleva a cabo en el coliseo romano con la participación de escritores como Abraham B. Yehoshua, Doris Lessing, Günter Grass, Salman Rushdie y Amos Oz, impulsa un programa de perfil solidario y de cooperación bajo el título Roma, ciudad abierta . Margarita Valencia subraya que la diversidad entre las ciudades es innegable, pero que el proyecto de la unesco establece una comunidad de cooperación. Ella destaca la colaboración y disponibilidad de los organizadores de las otras ciudades y señala que el proceso de las capitales mundiales del libro es el paradigma de un exitoso diálogo entre culturas. Hay una red de comunicación fuerte que tiene el libro como punto de partida, lo que prácticamente demuestra que este sí es un elemento que penetra la experiencia de cada calle, cada cuadra, cada ciudad y cada país. Ahora bien, ¿cuál será el paso a seguir por Bogotá? Escenario inicial: Feria del Libro 2006 La 19 a Feria Internacional del Libro de Bogotá rinde homenaje a las capitales mundiales del libro. Este año, en lugar de tener un país invitado, el pabellón temático tiene como huéspedes a todas las ciudades antes mencionadas. A través de muestras bibliográficas, exposiciones, conferencias y la presencia de una delegación cultural proveniente de cada una de las ciudades, se quiere presentar un abrebocas de lo que será la celebración de Bogotá, Capital Mundial del Libro 2007. Se harán actividades para compartir y discutir la experiencia del fomento de la lectura y las diversas iniciativas que se presentan a escala mundial. En el marco de esta feria se piensa lanzar la convocatoria “Bogotá, un libro abierto” en donde el Instituto Distrital de Cultura y Turismo invita a los bogotanos y demás visitantes de la feria a proponer ideas originales para el 2007. Esto quiere decir que todos estamos invitados a participar directamente en Bogotá, Capital del Libro 2007. Este canal de comunicación, hasta el momento inédito, invita a los ciudadanos a ser creativos e idear programas que permitan hacer de esta experiencia algo inolvidable. Al salir de la entrevista comencé a pensar en alternativas y me he dado cuenta de que no es sencillo llegar a propuestas concretas. Esto me permite reconocer la magia detrás de este fenómeno y la destreza alquímica que se requiere para llegar a ese punto tan buscado entre lo efímero y lo sólido. No obstante, el reto continúa, la voluntad de hacerlo bien nos desborda y los libros esperan en su pacífico reposo. |