| Inicio | Contenido | Contáctenos | Información sobre suscripciones | Paute en piedepágina 
Revista de Libros
No. 6  l  Diciembre 2005


La luchadora de sombras
Inka Parei
(206 páginas, Acantilado)
Traducción de Richar Gross y María Esperanza Romero

Por Miguel Gualdrón

La luchadora de sombras ha sido para mí un lento volver a Berlín, caminar de nuevo por muchos de los viejos monumentos, esta vez, desde un punto de vista distinto. Desde dentro, a través del vidrio destrozado de una ventana cualquiera de algún viejo edificio a punto de derrumbarse, se proyectan poco a poco algunos vistazos de la vida de una joven berlinesa que deambula por una ciudad que, aún siendo la suya, le es tristemente desconocida. Con la suya, sin embargo, se cuentan varias historias (con minúscula) acerca de algunas de las vidas que han seguido a la reunificación; solitarias, que se pierden en lo poco que es posible observar desde la ventana de un bus turístico, dentro del marco de una fotografía o en la pantalla de un televisor. Como trasfondo está una ciudad múltiple que se muestra a veces como el personaje central de la novela, al punto de que las incomprensibles historias particulares parecen servir de excusa para describir a Berlín en los años 90: la anatomía de una gigantesca construcción que ha sido soldada de nuevo. La ciudad pasa ante los ojos de la narradora como si jamás hubiera estado allí: cada estación del metro, cada calle por la que camina, cada edificio o fábrica con siglos de existencia se describen con la minuciosidad y el asombro de alguien que no reconoce absolutamente nada, como si todo hubiera sido construido apenas ayer o ella acabara de llegar o de nacer.

La Historia que todos conocemos no se nombra en la novela, y es así un silencioso trasfondo de todo lo que acontece. La vida de cada individuo se mueve siempre alrededor de este espectro general, revoloteando muy cerca pero sin tocarlo nunca. Escuchamos a los personajes hablar de hechos comunes a todos, leemLorias, sin embargo, no pueden ser excusas para contar ninguna Historia. Me gusta pensar que es más bien al contrario, que leemos y oímos acerca de lo que “sucede” en el mundo, incluso en el lugar en el que vivimos, para lograr un telón de fondo, para pasar de la introducción absolutamente necesaria y ser capaces de acercarnos realmente a lo que sucede más acá de ella, en un primer plano. Buscamos con ello atravesar esas sombras, la Historia , la Ciudad , y construir en primera persona una historia y una ciudad particulares que constituyen la vida de cada uno, la perspectiva propia de lo que sucede. Me gusta pensar que la lucha consiste precisamente en esta construcción y que es tan variada e infinita como los millones de relatos anónimos que caminan por las calles de cualquier ciudad.

Volver arriba


Todos los derechos reservados. | Imagen y texto © Revista piedepágina