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Revista de Libros
No. 5 Noviembre 2005

   

Los blogs según los bloggers
Editado por Javier Moreno y Alejandro Martín

Ahora todo el mundo se pregunta qué es un blog y lo único que saben es lo que los periodistas les han contado. Nosotros les preguntamos a los autores de los blogs que leemos y ellos muy gentilmente nos regalaron su versión.

NOTA.
Por favor lleguen hasta el final (así sea saltándose uno que otro) allí está la gran entrevista a Vega.

Introducción
Por
Bluelephant
Leemos weblogs porque estamos cansados de la misma gente diciendo las mismas cosas, porque el mundo avanza y avanza y los periódicos y revistas siguen siendo igualitos -y sus modernas versiones electrónicas se limitan a calcar lo impreso añadiendo inútiles efectos especiales-, porque a veces es bueno escuchar a los que escriben antes de que sus voces antes sean castradas por un manual de corrección de estilo bien afilado, oxidado y polvoriento.
Eso son los weblogs: voces, opiniones, experiencias e historias. El compilado de todos conforma una singular enciclopedia de la nada hiperconectada, descentralizada y en continuo proceso de expansión, como el universo. Recorrerla entera es una labor imposible. Lo apropiado es pasearla como quien no quiere la cosa, leer a saltos, dejarse absorber por un enlace aquí y allá, así esto implique jamás volver al texto de partida.
No es raro que de tanto ser absorbido por enlaces uno termine produciendo los propios e ingresando a la discusión. Muchos se preguntan por qué escriben los webloggers. La respuesta es sencilla: porque es fácil, porque pueden, porque de leer a escribir hay solo un paso.
Muchos se preguntan, también, qué tipo de engendros malgastan sus vidas lanzando palabras al insondable éter. Piedepágina ha querido con este especial hacer una pequeña muestra ilustrando la variedad de perfiles que se ocultan tras esas bitácoras transparentes. Les pedimos que hablaran sobre ellas, sobre escribirlas o leerlas, sobre los pequeños génesis que las justifican.
Como era de esperarse, terminaron hablando de lo que quisieron y de la manera que se les antojó. Pero eso era precisamente lo que queríamos, así que mejor los dejamos con ellos.

La cara a la galería
Por
Xenia
Desmemoriada y dispersa. La indecisión corroe a Xenia. Que escribe un blogs de textos cortos, cortísimos que a veces parece que se le salieran sin su permiso. En su defensa, nos dice que le gusta doblarse las uñas y comer todo tipo de pasta.
Los blogs intentan ser diarios personales como aquellos que usábamos cuando éramos pequeños y que escondíamos en sitios insospechados para que nadie los encontrara, algunos cerrados con candado, otros en minúsculas libretitas medio rotas. Personales e intransferibles. Pero realmente en los blogs sólo se cuenta aquello que nos haga parecer interesantes y guapos, cultos; preocupados por nuestro rico mundo interior; intelectuales y creativos: nunca lo que de verdad pensamos o sentimos sobre las cosas. Porque esto no es más que un “cara a la galería”. Un blog sólo sirve para sentirnos menos solos, para sentir que tenemos nuestro minuto de gloria cada vez que alguien cae por casualidad en nuestra página y se molesta en leerla. Alguien que a su vez también tiene blog, porque a los demás no les interesa.

¿Por qué lector ileso?
Por lector ileso

Bob alias Lector Ileso, gurú de contenidos, ocio y comercio online, genio creativo, escritor secreto.
Porque no creo en la diferencia entre literatura y vida; porque no puedo contar mi propia historia sin libros y casi todo lo poco que creo que sé - algunos días - lo leí y sirvió para salvarme. Lector Ileso nació de mi primer diario online: Qué trabajo nos manda el Señor , gracias al cual descubrí que en la narración de mis días era incapaz de escribir un guión original. Entonces escribí:
"De tanto leer he quedado escrito por otros. Por eso cuando quiero escribir por mí, siento que ya lo han hecho. Porque si tuviera que escribir mi biografía, mi vida, no habría diferencia entre lo que pasó afuera y adentro. Ni habría una línea divisoria entre lo que fue suceso exterior y lo que fueron textos ajenos. Dicen Millás y Landero en sus últimas novelas que todas las vidas merecen ser escritas. Pero algunas, como la mía, son plagios. Porque la enfermedad de la literatura (ese Mal de Montano magistral de Vila-Matas ) es para mí como una fiebre infantil, tras la que salgo crecido. Porque he intentado explicarme y he acabado citando a tres autores en cuatro párrafos (y a uno de los cuales ya no puedo soportarlo). Lector Ileso. Ileso, por lector."

No se habla sobre los weblogs
Por Portnoy
Javier Avilés, alias Portnoy, catalán, anarcosindicalista, proyecto de muchas cosas y pocas cosas en concreto, demasiados años para ser optimista, dilettante.
Como en El club de la lucha , la primera regla de todo weblog debería ser “No se habla sobre weblogs” Intento evitarlo porque cuando entras en una discusión sobre este tema, la conclusión siempre suele ser la misma y apunta a dar mayor importancia al medio que al mensaje.
Por otra parte, cada vez que intento explicar lo que hago manteniendo una bitácora activa, me entran deseos de ser coherente con el lema elegido cuando la inicié. Si pensamos que escribimos únicamente para nosotros mismos sin necesitar comentarios ni ser reseñados en otras bitácoras, entonces debemos aceptar que un weblog tiende hacia un solipsismo literario en el que se niega cualquier derecho al lector. Para evitar eso, la segunda regla debe ser: “No se habla sobre weblogs.”
Otra paradoja se presenta cuando se constata que la gran mayoría de visitantes de una bitácora, mantienen a su vez su propia bitácora. Sin embargo aquellas bitácoras que se dedican en mayor o menor medida a la literatura tienen una característica que los diferencia de otras. Tanto quienes escriben, como quien las visita son lectores.
Y como lectores implícitamente sabemos que el mensaje es lo importante.
Y que no se debe hablar del club de la lucha.
Como lectores sabemos también que hablar de libros es una tarea redundante: Existen personas cualificadas que se ocupan de reseñar y criticar (aunque, y ese sería otro tema, se cuestiona la imparcialidad de dicha personas). Lo importante en última instancia es leer esos libros, más que hablar de ellos. Intentar imitar a la Autoridad Crítica sería por mi parte una tontería. Lo que busco, lo que intento encontrar, son los hilos que unen los libros entre sí, los lazos que se establecen tanto entre ellos como entre los lectores, y de qué forma las ficciones acaban deviniendo realidades literarias y toda nuestra realidad es cuestionable como perteneciente a una ficción.
Realidad y ficción: Hay que destacar que desde un inicio una bitácora tiene un carácter ambiguo. Salvo excepciones, algunas muy destacables, el anonimato de nuestros seudónimos nos decantan hacia el lado de la ficción. ¿Somos personajes o personas? Es una imprecisión que permite mayor libertad.

Una en dos
Por
Maria Lucía Rivera
Maria Lucía estudia filosofía, japonés y alemán. Como no sabe dónde está parada, entonces tiene dos blogs para no caerse. Dice ser más fea que perro de taller y tener más o menos el mismo genio, no nos consta.
Nunca he sido alguien que escribe mucho. Toda mi vida se me ha dicho que aquello que estuvo, desde un principio, dado para mí era algo enteramente distinto, del todo alejado. Aún así, como me pasa con la mayoría de las cosas, encontré muy difícil mantenerme en sólo un lado de una dicotomía, escoger un camino sobre otro. Un buen día abrí un blog impulsada talvez por una mezcla de ocio y curiosidad por ese otro camino que siempre estuvo ausente, por esta otra parte de ‘yo'. Un espacio verde y pixelado recibió sin mucha gracia un conjunto torpemente organizado de caracteres, que supuestamente debían significar algo. Pero, para ese entonces, supe que tal manera de ser –y de ser mostrada-, a pesar de ser necesaria, no era ni enteramente ‘yo', ni enteramente mía; que ni todo lo que soy, ni todo lo que ahí se encuentra podría concluir honestamente con mi nombre. Y así descubrí que tener este otro nombre y escribir en otro idioma son buenas formas de hacer, al menos parcialmente, que lo extraño fuera propio y que yo misma fuera extraña. A pesar de la aparente conciliación entre eso que se suponía no era ‘lo mío' y ‘yo', había todavía una dificultad en escribir: mi nimio y terco impulso payasístico luchaba por salir a flote entre las generalmente serias concatenaciones de frases que casi a diario publicaba. Pero el cuadrito verde no parecía dejar espacio para tales nimiedades; sentía, en ocasiones, una especie de traición al escribir ‘bolsadas' –como las llama mi papá- , un cierto desencanto por el escribir mismo. De nuevo, resultó imposible fijar un único curso, ser un único ‘yo'. Abrí otro blog, colorido, lleno de fotos y chistes internos, dirigido a ser no más que la imagen digital de quien hace pucheros y canta “el bebé salsero” con pasión desenfrenada. Lo que resulta extraño ahora no es ser uno y otro ‘yo', no es ser el payaso deprimente, no es escribir para un lado y para otro; lo extraño es, ahora, que aunque soy uno y otro ‘yo', quienes leen mis dos blogs parecen creer que soy uno u otro ‘yo'. No necesariamente están equivocados, al menos no en un sentido.

Las confesiones de Lola
Por
Lola
Estudia derecho, conversa con Zoe, putea, se queja, se maravilla, nos lo cuenta. Para el lector voyeur, el blog de Lola se convierte en una adicción.
Lola es bífida, me dijo Diego que había dicho Daniela y después de chequear el diccionario y tras los pucheros de rigor, tuve que admitir que era cierto. La mitad de las veces una escribe temerosa de morderse los labios distraída y caer fulminada en ese instante, consumida por el propio veneno. También escribe sobre los pesares de la infancia para exorcizar esos fantasmas, sobre las frustraciones de la maternidad para no descargar en los inocentes querubines, sobre los profesores de la facultad que nos entibian la entrepierna con el simple propósito de que la fantasía se coloque en el lugar que corresponde y no nos inste, vamos, a concretarla en otro plano. Le jura a la mejor amiga que nunca perdonará esa pequeña traición y se da el lujo de revolearle un cenicero al amante que no supo bendecirnos con un segundo orgasmo. Se libera de la culpa de un día dedicado casi en exclusivo a la masturbación y con una simple foto, del precio absurdo que ha pagado por esos zapatos. Se desquita con la cajera del supermercado, festeja la promoción de una materia y también: llora, grita, patalea. Además de veneno una tiene, en realidad, un mundo interior muy intenso: cataratas de energía en pugna por salir al exterior, por materializarse. Una le pone palabras, compulsiva, porque es lo único que sabe hacer con todo eso cuando el mundo se torna “tan hijadeputamente hostil” o cuando la vida deviene “tan decididamente besha”. Porque es lo mismo que viene haciendo desde siempre, de todos modos, sólo que ahora tiene el medio para liberarse. Mil veces náufraga en la cotidianeidad, ahora puede soltar una botella y un mensaje, al cual lea uno o lo lean cien, la salva en la fantasía de sentirse menos sola.

El weblog como género literario
Por
Ricardo Silva Romero
Ricardo iba a hacer la tesis de literatura sobre Paul Simon pero la hizo sobre Paul Auster. Como sabe muy bien que la literatura no cabe sólo en los libros decidió mantener vivos a sus personajes en una página web.
Se escribe un blog, como se escribe un poema, cuando se quiere vivir en paz el presente, cuando se le quiere dar alguna forma a lo que está pasando ahora. Si reconocemos que en Internet puede hacerse literatura (que en la red, igual que en los libros, puede tejerse una reveladora mirada del mundo con las palabras de todos los días), estos diarios abiertos al público podrían clasificarse, entonces, dentro del género literario que hemos llamado “lírica” desde los días del colegio. El problema es que, de entrada en entrada, el blog se vuelve un relato del pasado. Y que también sucede, que va hacia delante semejante a una obra de teatro, hasta dejar en claro que vivimos en la incertidumbre. Dicho de otra manera, en el blog parecen vivir las tres actitudes literarias ante el paso del tiempo: el hoy de la poesía, el ayer de la narrativa, el mañana del teatro. No es la primera vez que un texto se alimenta al mismo tiempo de los tres géneros, no, los últimos cien años están llenos de obras que se atreven a hacerlo. No es usual, sin embargo, que un texto parezca ser los tres al mismo tiempo.
El blog es un poema: sentimos que, en el intento de deshacerse de lo recién visto, cada entrada se dirige hacia un verso final. El blog es un relato de iniciación: sabemos que terminará un día, de pronto, cuando el héroe haga las paces con su rutina. El blog es un drama: sospechamos que su telón caerá cuando el monólogo del desencanto se quede sin palabras. Pero no sólo es, ha sido y sucede: está sucediendo acá, en nuestra habitación, a la vista de todos, como una obra de arte en proceso, como un libro por entregas dispuesto a ser modificado por sus lectores. Quizás no sea más que un fenómeno sociológico. Quizás sólo sea un nuevo experimento literario. Tal vez sea el género ideal para esta época invisible, de voces sueltas, de relatividades, en la que parece imposible capturar de otra manera el incierto paso del tiempo. Quisiera que fuera esto último.

El diario de un cinéfilo
Por Erasmo Spicker
Erasmo Spicker es un tipo tímido al que le fascinan los melodramas.
No me queda más salida que contarles cómo fue que terminé aquí metido. Cuando un amigo abrió su blog en livejournal tocaba pagar para tener una cuenta, y al hacerlo le daban derecho a invitar a cinco amigos a tener uno gratuito: yo fui uno de los elegidos. No supe si reaccionar como Cortazar en el famoso cuento del reloj y protestar porque en lugar de un regalo me habían ofrecido una condena. Y un poco sí que lo fue. Al principio me costó; de manera previsible y al igual que la mayoría, comencé saludando a un público invisible y declarándome escéptico de lo que pasaría de allí en adelante. ¿De qué podría escribir? No sabía muy bien, pero era verdad que yo siempre había querido hacer comentarios de cine en alguna parte y aún no había encontrado ni el espacio, ni la forma de hacerlo. Así que pensé que éste podía ser el lugar. Un par de películas: El Apartamento y Perdidos en Tokio me dejaron arrancar. Pero pronto me di cuenta que no podía comentarlas fríamente y con distancia. Algo en mí me incapacitaba como crítico, y la única manera que conseguía escribir de las películas era contando toda la experiencia que las rodeaba. El apartamento la ví en dvd con unas amigas y no lograba yo separar la película del plan con ellas en mi apartamento nuevo. Cuando ví Perdidos en Tokio lo que más me impresionó fue la diferencia entre lo que sentí y lo que parecían haber experimentado mis vecinos de silla: yo estaba trastornado y ellos parecían más bien aburridos. La película me había sumergido en recuerdos y en nostalgias. Y claro, al escribir en el blog terminé hablando de todo eso. Me sentía con total libertad de contar todo lo que me había pasado por dentro y por fuera al verla.
A medida que fue avanzando mi diario cinéfilo me fui dando cuenta como para mí la experiencia cinematográfica siempre ha estado determinada por una cantidad inmensa de factores (el lugar, la compañía, el estado de ánimo). Y que más que juzgar si la película es buena o mala, lo que me interesa es notar aquello que me marcó, la emoción que generó e intentar explotarla para pensar la película y las situaciones universales que están allí inmiscuidas. A veces me pregunto si no es vergonzoso exponer al público ciertas intimidades, y tengo que confesar que hay mucha gente que preferiría que no me leyera. Pero también es verdad que poco a poco he ido desarrollando una relación muy particular con los lectores de mi blog. Ellos suelen comentar anónimamente mis entradas y a veces parecen conocerme tan bien que me asustan. Si bien son anónimos he aprendido a conocerlos, y ya tenemos montado un juego de complicidades tal que cuando dejo de escribir me siento un poco en falta.

Fotoblogs: Visiones y Predicciones
Por Rodrigo Orrantia
Rodrigo Orrantia es un artista y fotógrafo que gracias a una recomendación en una revista de gran circulación vio como se multiplicaban los visitantes de su fotoblog para luego desvanecerse sin decir adiós.
Una de las cosas que no he podido establecer con precisión fue cuando empezó. Cuando, cientos de metros bajo el mar, se empezó a formar la gran ola. Una inmensa y amenazante ola de imágenes digitales, que por estos días se eleva sobre nuestras cabezas. Otra cosa que tampoco puedo establecer, pero que podría imaginar, es cuántas nuevas imágenes digitales nutren la ola cada día. Le calculo unas 50.000.000. Por lo menos.
Hasta el nacimiento de los blogs de fotografía, mejor conocidos como fotoblogs, esas imágenes estaban encerradas en millones de discos duros, CD's, memory sticks y disquetes. Pero el Internet las liberó, y el instrumento fue el fotoblog. Es un sentimiento aterrador. Día a día ver imágenes frescas de la cotidianidad de miles de personas. Conocer donde viven, lo que comen, lo que les parece interesante y lo que detestan. Y eso sin pensar en los fotoblogs más íntimos, en donde a diario podemos seguir ‘posts' de frustrada o rabiosa intimidad sexual. El reality de nuestras tediosas vidas convertido en el entretenimiento de un anónimo público cibernauta.
Podría pensar en dos escenarios posibles para el futuro del fotoblog. Uno es su victoria triunfal. El otro es su posible extinción. Para ser sincero, no sé a cual le apostaría con más seguridad.
La primera se basa en la expansión del fotoblog, tanto en cantidad de usuarios como en cobertura geográfica. Como explicación, un ejemplo: desde hace varios años, la fabrica de cámaras Lomo, abrió una página para que todos sus usuarios publicaran sus fotos en páginas personales. La idea era construir un mapa del mundo a partir de las imágenes digitalizadas. Y ahí van, poco a poco dándole forma a lo que podría ser la utopía fotobloguera: un mundo construido a partir de imágenes digitales. Esta expansión haría opcional la interacción social, y posibilitaría conocer de cerca la vida de todas las personas sin jamás cruzarse con ellas. Voy a tratar de no pensar en las múltiples implicaciones que esto podría generar. Una gran libertad de expresión combinada con una igualmente grande soledad. Suena tentador.
La idea opuesta, la de que los fotoblogs se pudieran extinguir tan rápido como aparecieron, se me presentó en forma de correo electrónico la semana pasada. Era una advertencia de la página de Ofoto (un servicio gratuito de Kodak para almacenar y compartir fotos digitales) que me "aconsejaba” comprar algún producto o solicitar algún servicio, o de lo contrario mis fotos almacenadas podrían ser inesperadamente borradas. Ahí entendí que esa sería la probable perdición de los fotoblogs.
Nos encontramos en el nacimiento de una nueva forma de comunicación. Una que, por lo menos en el campo de la fotografía, va a cambiar drásticamente la manera en la que creamos imágenes y nos relacionamos con ellas. Vale la pena estar pendiente del horizonte, no sea que una gran ola nos tome por sorpresa y nos arrastre a aguas profundas.

Blogs y periodismo: la gracia de firmar Donnadie
Por Lorenzo Morales
Lorenzo Morales es un politólogo experto en temas de violencia con vocación de periodista y fotógrafo. Inició su blog tímidamente, quejándose de las piedras que encontraba en el camino, y poco a poco ya va encontrando coro para sus propuestas.  
Cuando explotaron las bombas del 7-J en el metro de Londres, las primeras imágenes que circularon no fueron las de las cadenas de televisión. Tampoco los primeros relatos del caos que se vivía en las calles fueron los de los periódicos. La primera información disponible circulo en los blogs. Vecinos de las explosiones -convertidos en periodistas ciudadanos- narraban desde la ventana lo que veían y lo subían a sus páginas prácticamente en tiempo real. Desde las calles los transeúntes y las mismas victimas enviaban desde sus aparatos celulares imágenes instantáneas de lo que estaba sucediendo a sus Moblogs. Nadie olvidará la imagen pixelada de un grupo de personas en fila india buscando en orden una salida en medio de un túnel oscuro. Ningún periodista hubiera podido estar ahí, a menos que fuera él mismo una victima.
No sé si los blogs podrán un día remplazar a la prensa. Le Monde , The New York Times , o The Guardian son marcas que están asociadas a un prestigio y una calidad que no esta pegada con babas. "Lo dice Le Monde " no se puede intercambiar tan fácilmente con "lo dice mi vecino". El asunto es que gran parte de esa credibilidad esta fundada en esconder al periodista-narrador-persona detrás de la marca del periódico. Leer el periódico es oír una voz en off que nos habla como si fuera el grillo de la conciencia. Y la conciencia es un fantasma.
Por eso la debilidad de marca de los blogs es la que los ha hecho y los seguirá haciendo fuertes. Quien escribe no es una marca sin rostro, sino un tipo de bigote y pantuflas tan común y corriente como el que lo lee. La supuesta objetividad de los periódicos cada vez vale menos, porque cada vez mas la gente entiende que la única objetividad posible es aceptar la propia subjetividad. Y ¿qué más íntimo y subjetivo que un texto firmado por un donnadie?
No en vano los mismos periódicos han empezado a abrir espacios para los blogs de sus periodistas. En esa nueva actitud de los periódicos (y de paso de los lectores) está en últimas un reconocimiento silencioso de que lo que escriben a diario los periodistas para el periódico y las revistas deja de lado algo vital, sincero, palpitante y sentimental. Y ese algo no se sabe bien que es, pero sí dónde está: en los blogs.

Los weblogs y lo que no son
Por
Andrés Villaveces
Un profesor de matemáticas con espíritu de hombre del renacimiento, que mantiene un blog secreto bilingüe que le permite mantenerse en contacto con su yo anglosajón, descubrió también que los blogs son una herramienta tremendamente provechosa para sus actividades académicas.
La gente escribe blogs porque le gusta escribir - pero al igual que muchos otros placeres, aprender a escribir en blogs termina generando más y más ganas de escribir en ellos. No parece haber saciedad normal: los únicos dos estados que me conozco con los blogs son los dos extremos: o no tener el tiempo de escribir todo lo que uno quisiera, o no conseguir escribir durante varios días seguidos.
Mis primeros encuentros tenían un toque algo voyeurístico: me sentía como entrando en diarios privados - había algo que me hacía sentir incómodo inicialmente. Mi lanzamiento al mundo de los blogs fue también la manera de conocerlos mejor: no creo que alguien resista leer muchos sin darse el placer de intentar también participar. Pero al entrar surgen dilemas: ¿alguien lee o no? ¿Lo leen los que no quiere uno que lo lean? ¿No lo leen los que uno sí quisiera que lo lean? Termina configurándose un quórum de lectores que llegan al blog de uno por mil y un caminos distintos (google obviamente cataliza el proceso), y empieza una extraña responsabilidad con esa “comunidad” de gente que comenta, anónimamente o firmando, y que tiene el descaro de enviar reclamos cuando uno pasa un par de semanas sin escribir. Después de algubas tribulaciones iniciales, me dí cuenta que los blogs son, por encima de todo, una sencilla herramienta de edición. Sencilla, sí, pero realmente muy poderosa.
En vez de ser sólo diarios algo exhibicionistas, los blogs son instrumentos políticos en países que intentan acallar a la gente, herramientas de conocimiento estético, y ahora también de conocimiento académico. No puedo hablar de los miles de temas que pueden ser los blogs... eso sólo se descubre leyendo, y más aún, “blogueando”. Pero sí puedo decir algo de lo que no son. No son una competencia al periodismo y no son meros diarios personales. Son mucho mejores como fuente de información que los periódicos. Un antiguo estudiante decía en su blog que "es mejor buscar un blog de un físico si se quieren saber cosas de física, un blog de un estudiante coreano si se quiere saber que pasa en Corea, un blog de un estudiante de literatura para saber cómo no se debe escribir". The Guardian parece haber entendido esto, y por eso es simultáneamente uno de los mejores periódicos del mundo y lo más parecido a un grupo de amigos que escriben blogs.
Tal vez por no ser tantas cosas, pueden ser más o menos lo que uno quiera. Lugares de discusión académica, por ejemplo. Éste es un rol relativamente nuevo para los blogs. Pueden ser blogs de discusión de gente de teoría de cuerdas, como Not even wrong . Pueden ser seminarios paralelos a los seminarios reales, como nuestro blog del Seminario de Lógica de Bogotá, con toda suerte de material de seminario, anuncios y discusión sobre temas concretos. O pueden ser blogs de cursos, repletos de discusión y enlaces a material interesante, o a otros blogs.

Blogs y Política
Por Jaime Ruiz
Jaime Ruiz nació en Bogotá en 1951. De formación autodidacta, tras unos años en el periodismo se dedica actualmente a la traducción técnica del inglés. Escribe varios blogs sobre política y actualidad nacional.
Para cualquier activista político de hace unas décadas, la posibilidad de publicar sus opiniones y hacerlas accesibles a millones de personas con un coste ínfimo habría resultado inverosímil. Hoy es algo normal que está al alcance prácticamente de cualquiera. Y no obstante, en Colombia los blogs dedicados a la política son poquísimos, y las visitas que reciben también. Eso ocurre en buena medida porque los grandes medios complacen la necesidad de la mayoría de las personas que leen esa clase de artículos de ver reflejadas sus opiniones, abrumadoramente orientadas en la misma dirección.
Hay que admitir que tienen razón quienes presuponen que en un medio profesional hay un poco más de rigor con el lenguaje y hasta con las informaciones. Es otro motivo de que los blogs de política inspiren poca confianza, a pesar de la enorme ventaja que tiene el lector de discutir con el autor del “post” aquello que no le gusta, o bien de añadir un matiz, una anécdota, una pregunta, etc. La influencia ínfima de los blogs también tiene que ver, desde mi punto de vista, con la irrelevancia de la discusión en Colombia. En los grandes medios no suele haber controversias basadas en análisis objetivos de los argumentos ajenos y las pocas veces que se dan suelen llevar una muy notable carga de hostilidad personal más que política.
A mí personalmente -para explicar por qué tengo un blog- me gustaría leer en algún medio escrito colombiano la opinión de un columnista que ponga en duda que la prohibición de las drogas sea el efecto de una conjura de los gobiernos y bancos estadounidenses para humillar y hacer dependientes a los demás países. A lo mejor esa argumentación existe y por algún motivo no la encuentro al leer la prensa o las revistas. Con este ejemplo quiero hacer hincapié en el carácter de disidente, de francotirador, del «bloguero»: si uno siente que sus opiniones son radicalmente distintas de las que aparecen en la prensa, y tiene suficientes ganas de ponerse a explicarlas, ahí tiene la puerta abierta para hacerlo.
En fin: la marginalidad del medio no debe de ninguna manera disuadir a quien se lanza a publicar sus opiniones y deseos. Cuanta menos crítica circule en la sociedad, más apremiante es la necesidad de la vocecilla tímida que se alza y pregunta por qué se dicen y se hacen determinadas cosas. Sin crítica no puede haber ni democracia ni racionalidad ni dignidad personal. De modo que en cierta medida la soledad del «bloguero» es una circunstancia de la que puede enorgullecerse.
Es previsible que en el próximo período electoral aumente de forma muy notable tanto el número de blogs políticos como su influencia, pero eso no comportará un cambio en los contenidos ni en los estilos de lo que se escriba. No porque el cambio que Internet, esa dilatada conversación, introduce en el flujo de los argumentos no lo vaya a propiciar, sino porque es algo que ocurre más lentamente.

Entrevista a Vega
Santamaradona.org es uno de los weblogs colombianos con mayor trayectoria. Su autor, Vega, un pionero de esto de las bitácoras en linea, siempre ha mantenido un bajo perfil y ha cuidado con celo su identidad. En esta entrevista exclusiva con piedepágina , Vega revela varios de sus secretos y nos comparte su opinión sobre lo que piensa, ya con tantos años a cuestas en estas, del asunto este de los weblogs.
Muchos webloggers colombianos lo consideran a usted como una inspiración a la hora de iniciar un weblog. ¿Usted por qué insulsa razón inició el suyo? ¿Quién fue su inspiración?
Esto de tener un blog para mi fue la continuación natural de estar en la web. En 1995 tenía un sitio dedicado a Sandra Bullock, luego una página dedicada a la Ingeniería Química ( Grande ChE ), luego una de variedades llamada El Perfecto Snob . Mi primer blog como tal se llamaba blogactivo.com y fue una de las primeras iniciativas de crear un weblog colectivo en nuestro idioma. En el 2002 y con motivo del mundial de fútbol quise hacer un blog temporal sobre el tema y así nació Santa Maradona . Con tan buena fortuna para usté que me amañé haciéndolo y hasta el sol de hoy. Esto es lo mejor de todo, pienso yo, que nunca hubo una razón para empezar.
Su weblog habla de todo un poco pero al final habla de nada. Dada su aparente inutilidad, es pertinente hacerse la pregunta: ¿Y entonces para qué diablos sirve?
Me recuerda a la pregunta que hacen los pelaos en la universidad: “profe... y eso para qué sirve?”. Lo sé porque yo también la hice. Más de una vez. Y a uno le decían: "mire que aca uste viene a aprender a pensar, a desarrollar el instinto, la intuición y tal". Es decir uno estaba aprendiendolo todo aunque la mayor parte del tiempo parecía que uno no estuviera aprendiendo nada en particular. Es igual: un blog no sirve para nada pero puede servir para todo. Leyendo un blog he aprendido de las costumbres de la gente de otros paises; he aprendido catalán; he aprendido que hay mucha gente que vive fuera de Colombia que siente las mismas nostalgias que yo; gran parte de lo que leo hoy día es recomendado por gente que tiene blogs y con las que comparto gustos y aficiones.
Mi blog, en particular, no sirve para nada. Definitivamente.
En alguna entrada usted escribió sabiamente que "Un weblog es como una caja de chocolates" ¿Sigue pensando lo mismo? ¿Podría resumirnos en un párrafo la filosofía detrás de esa singular afirmación?
La frase es de Forrest Gump, una pelicula de 1994. ¡11 años ya!, ¿como se nos está yendo la vida no?. Mi intención inicial era parafrasear a Chayanne: “Los bloggers: como borrachos yo no sé de qué” pero ¿es esto una comparación certera y en el espectro del pop latino contemporáneo es Chayanne el mayor exponente? Esto amerita discusión. Y además ¿por qué hemos de limitarnos al pop y omitir una referencia a, digamos, Kinito Méndez? Después de todo, el excelentísimo don J. Alberto Espinosa en su genial “Historia Natural del Merengue” ha descrito su música como “la catarsis del sonido.” Pero esto se me ha ocurrido muy tarde cuando la entrada ya estaba en el aire. Uno no tiene editores en esto de los weblogs, de la misma manera los errores y las correcciones son más transparentes que en los medios tradicionales. Y bueno.
En una reciente columna de Cambio, Santiago Gamboa se pregunta qué tipo de personas están detrás de los weblogs. ¿Podría contarnos brevemente qué tipo de persona se oculta detrás del suyo?
Brevemente, je. La pregunta me saca de quicio. ¿Qué persona se oculta detrás de un astronauta, de un chofer de carromula (de zorra, pues), de un fabricante de suero atollabuey, de quienes le echan mejorana a los frijoles? Qué se yo. Qué sabe usté. Que sabe usté si conociéndolo a uno le basta para conocerlos a todos. Un dato experimental en su método científico de dos pesos.
Debería bastarle si le digo que los bloggers nacen, crecen, se reproducen y se mueren. No siempre en ese orden. Y yo soy uno. Qué clase de persona se oculta detrás de mi blog. Un wanabi , tal vez. Un escritor de manuales de autoayuda sobre como escribir manuales de autoayuda. Un libretista de tv. Este es mi orgullo principal. ¿Qué más hay? Por regla general no me masturbo con la mano izquierda aunque siempre leyendo a William Gaddis. No he jugado una final de una copa del mundo. No he escalado los himalayas. Si me pide que le explique la teoría de Yang-Mills no sabría por donde empezar. Un blogger, no más.
Mi nombre es Oscar Rodriguez. Creo que Medellin es la mejor ciudad del mundo. Me salen manchitas blancas en las uñas por cada mentira que digo. Hace un tiempo, salí de Colombia por culpa de, eh, La Crisis , y terminé haciendo un doctorado en Ingeniería Química que en realidad fue en física aplicada. Llevo por dentro la vanidad de mi generación. Soy el futuro de Colombia. Un futuro tan brillante que usté va a necesitar lentes oscuros.
En una entrada reciente anuncia un retiro parcial del asunto de los weblogs. ¿Se desilusionó del medio? ¿Encontró la media naranja que hace tiempo buscaba a través de sus entradas y ya no lo necesita más? ¿Se aburrió?
Para tener un blog, hay que leer blogs. A medida que uno crece (¿se acuerda? nacen, crecen, se reprodu...) el tiempo se hace mas corto, las distancias mas largas y entonces mantener un blog se puede convertir en una prueba de resistencia. Pero para quienes disfrutamos de la web y no hemos llegado a los blogs por “moda” y/o bobadas de esas, desilusionarnos del medio no es una opción.
Las cosas han cambiado y a veces me siento tentado a decir que todo tiempo pasado fue mejor. Esto está claro. Con la popularidad del sistema se ha perdido (un poco, sólo un poco) la espontaneidad, la idea de hacer las cosas por que sí, sin motivaciones ingenuas, sin delirios cursis de grandeza. Me estoy refiriendo a los blogs que son creados y mantenidos por una persona independiente y que no está atada a una casa editorial o a un diario o que pertenece a una personalidad en donde las opiniones tienden a afectar el negocio. Yo no imagino, por ejemplo, a Rafael Pardo haciendo un comentario en su pulcro blog sobre, digamos, bukkakes. Digo, a mi me gustaria ver semejante cosa (el post, quiero decir) pero es improbable por la magnitud del desmadre que le generaría.
¿Cuál es el futuro de los weblogs? ¿Están todos condenados a caer? ¿Funciona la selección natural a la hora de hablar de weblogs? ¿Qué características hacen que un weblog sea mejor adaptado que otro?
La mayoría de los blogs suelen morir tempranamente apenas la emoción de la novedad se desvanece. Pero si sobreviven esa etapa se vuelven una fuente de diversión para el autor. Es como la ebullición del agua. Hay que llegar hasta los 100 C (a 1 atm de presion, para los puristas) pero una vez se llega a ese punto el asunto es irreversible. También le tenía otro ejemplo de vainas irreversibles, pero entiendo que esto lo van a leer intelectuales, entonces dejemoslo asi.
Creo que es Covey el que dice que la mejor manera de predecir el futuro es creándolo. En ese orden de ideas, el futuro de los blogs sera el que queramos que sea. Todos nosotros. Los dos millones de personas y contando que mantienen un blog.
Para cerrar ¿Es cierto que tiene un weblog secreto sólo para familiares y amigos? ¿Nos puede revelar su dirección? Seremos tan discretos como sea posible.
Mi weblog secreto es Santa Maradona. Pensaba que esto había quedado claro antes.

 

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