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Revista de Libros
No. 4  l  Agosto 2005


Paul Bardwell y su Kinetoscopio

Por Johann Rodríguez-Bravo

El 18 de octubre de 1931 murió en West Orange el famoso inventor Thomas Alva Edison. El 29 de noviembre de 2004 murió en Medellín Paul Bardwell, director del Centro Colombo Americano. ¿Qué tienen en común estos dos estadounidenses? Que ambos inventaron el Kinetoscopio.

Bardwell fue un paisa de corazón quien desde su llegada a Medellín, a principios de los años ochenta, se dio a la tarea de generar espacios para la literatura, el cine, la fotografía, la danza y el arte en general. Medellín, y especialmente su ámbito cultural, deben mucho a este estadounidense cosmopolita que encontró en esta ciudad su hogar y a quien ni siquiera las bombas del narcotráfico obligaron a salir. No; Paul Bardwell entendió desde un principio que era en Colombia donde quería vivir y, por eso, dio siempre lo mejor de sí: su amor al arte.

Kinetoscopio fue una de sus obras maestras. Una revista sobre cine que empezó a publicarse a principios de los noventa gracias al auspicio del Centro Colombo Americano de Medellín, con el ánimo de recoger en una tradición de cinefilia que estaba dispersa. El cine, como expresión de la cultura de una sociedad, es un excelente espacio para hacer vibrar las emociones y generar interrogantes, ideas e iniciativas. Una revista de cine tiene por objeto guiar al espectador y señalar el valor estético de las películas sin perder ese toque mágico que rodea el mundo del Cinema Paradiso . Paul Bardwell tuvo esto muy claro, él sabía que la revista era una extensión de su pasión por el cine y un aporte a todos aquellos que se acercaban tanto a las salas del Colombo como cualquier teatro de Colombia.

La revista salió por primera vez en febrero de 1990 como un cuadernillo de 24 páginas (fotocopiado) que se vendía por $100 en la Sala 1 del Colombo Americano a los aficionados al Séptimo Arte que acudían a la presentación de películas. Hoy en día, después de quince años ininterrumpidos de publicación, la revista cuenta con 71 números y un formato (portada a color, tamaño carta, buen diseño) que en nada envidia a las publicaciones que sobre el género se conocen en Norteamérica y Europa.

Bardwell junto a otro de los más importantes críticos de cine en Medellín, Luís Alberto Álvarez (también fallecido) y César Augusto Montoya, ante la ausencia de un espacio cultural en el que se dieran cita la presentación de películas no comerciales, la crítica y la reseña de lo que estaba sucediendo en el mundo del cine, decidieron hacer una publicación para mantener el interés por el género y crear una cultura de apreciación estética de la “pantalla grande”. Vale decir que la revista ha sido la única de su género que se ha mantenido en Colombia como una publicación seriada por tantos años. En ella hoy colaboran críticos nacionales de la talla de Hugo Chaparro Valderrama y Juan Carlos González junto con jóvenes apasionados del séptimo arte. Además de las reseñas en cada número aparecen entrevistas, cubrimientos de los principales festivales del mundo y fichas técnicas de prácticamente todas las películas que pasan por el país.

La historia del cine nacional también está signada por la crítica, la cual, indiscutiblemente, ha sido otra desde la aparición de Kinetoscopio . Paul Bardwell y Luís Alberto Álvarez no alcanzaron a estar en el decimoquinto aniversario de su revista, pero hoy sus lectores les agradecemos haber soñado con ella.

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