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Revista de Libros
No. 10 diciembre 2006

editorial

Bogotá 39:
Una ocasión festiva para levantar la mirada del suelo

Es evidente aunque muy a menudo se pase por alto: los latinoamericanos nos desconocemos unos a otros casi del todo y lo que es peor: parecería ser que cada año que pasa nos desconocemos más. Si bien este aislamiento es patente en casi todos los aspectos de la producción cultural (¿cuántas películas nuestras consiguen atravesar las fronteras?), en el caso de los libros es quizás donde se llega a los extremos más radicales. De los 39 elegidos, fuera de los colombianos, antes de este agosto, sólo se conseguían en las librerías bogotanas libros de dos o tres. Las editoriales latinoamericanas no distribuyen sus autores en los demás países ni siquiera cuando se trata de empresas multinacionales. Alberto Fuguet, en la columna que reproducimos aquí, denuncia de manera muy justa el aislamiento al que nos hemos condenado nosotros mismos.  

En un contexto en el que en cada país a duras penas se leen los locales, hay que celebrar eventos como Bogotá 39 que invitan a levantar la mirada y a ver lo que están escribiendo los vecinos. Tanto el hecho de proponer la lista como el de propiciar el espacio de encuentro con un alegre festival que se tomará la ciudad en pleno, ya sientan importantes puntos de partida. Se trata, por un lado, de invitar a leer una notable variedad de autores, y por otro, de trazar puentes y crear lazos que hagan posible soñar que no todo tiene que seguir siendo como es ahora. Piedepágina se une al evento al publicar de cada uno de los autores un texto en donde nos cuenta el proceso de escritura de alguno de sus libros. Nos asomamos, así, a las distintas maneras de asumir la labor, a los temas privilegiados y a sus métodos; además de a todo tipo de situaciones que rodean el hecho de escribir.

Pero toda apuesta de este estilo resulta a la vez una invitación a una revisión crítica. El hecho de evaluar tanto la selección de Bogotá 39 como los criterios desde los que fue pensada nos obliga a preguntarnos qué tipo de literatura es la que quisiéramos promover y con qué lentes la queremos mirar. Por eso hemos solicitado su opinión a distintos críticos y editores de revistas. Con esto hemos querido ver qué reacciones provoca el grupo propuesto, los criterios establecidos y la estrategia asumida. También hemos intentado, de alguna manera, “completar” la lista, preguntándoles por los nombres que según ellos han debido estar y no están. Como está claro que se trata de un terreno demasiado extenso, sobre el cual es imposible tener una visión general, lo que toca hacer es un mapa sumando la mayor cantidad de puntos de vista posibles (algo parecido a lo que debieron hacer los jurados, con la ventaja de que contamos con su trabajo como punto de partida y de que no tenemos que establecer ningún veredicto final).

Una de las decisiones más polémicas de los criterios de base de Bogotá 39 es la de haber dejado a España por fuera. Si queremos comenzar a tratar de tú a tú con España vamos a tener que dejar de darle el lugar privilegiado que le damos (incluso desde la negación). Sin dudas, habría constituido una apuesta mucho más valiente haber hecho la escogencia dentro de los escritores de habla hispana y no exclusivamente para latinoamericanos. Una misma concepción “latinoamericanista” que termina mirándonos como “niños pequeños” se hace evidente tanto en la forma de asumir nuestro idioma, donde distinguimos como especiales a los “americanismos” (los términos que no se usan en España), como en la dinámica del mundo editorial, en la que parece claro que un autor sólo conseguirá ser leído más allá de su propio país si consigue ser legitimado en España. Otro error que se puede considerar ingenuo es el de haber puesto más autores colombianos que de otros países (sin que la actividad literaria local sea más intensa). Si bien se puede tomar como un privilegio que los locales se atribuyen, resulta una muestra del tipo de provincianismo que eventos como estos quieren combatir.

Un elemento de importancia capital para pensar la literatura hoy, pero que apenas muy lentamente está entrando en consideración, es internet. Dentro de las mil reacciones alarmistas ante los bajos niveles de lectura, poca importancia parece dársele al hecho del aumento considerable de lectura y de escritura que ha significado internet. Es significativa la poca importancia que se da a internet dentro del programa de Bogotá, capital mundial del libro. Cuando internet resulta ser justamente el espacio privilegiado para buscar caminos de salida a las barreras cada vez más grandes que parecen significar las fronteras físicas (con los altos costos de transporte y distribución de los libros). Si este número de piedepágina ha sido posible es gracias a internet: no sólo porque a través del correo electrónico se pudo contactar de manera rápida a los distintos autores y críticos (a todos los cuales tenemos que agradecer su ágil y generosa colaboración con este proyecto), sino porque internet posibilitó hacer un mapa de las maneras como se escribe y se lee hoy en la zona, ya que muchos de los autores escogidos y de los críticos que aquí convocamos tienen páginas web y blogs.

Tanto con ensayos, como con textos literarios y con imágenes -y particularmente en los últimos tiempos con crónicas-, las revistas han sido los espacios más abiertos a que la comunidad hispanohablante se mire mutuamente. Ejemplos importantes son proyectos como Plátano Verde en Venezuela, Etiqueta Negra en Perú, Quimera o la difunta Lateral en España, Lamujerdemivida u Otra parte en Argentina, Letras libres o Gatopardo en México, Elmalpensante, Número, Arcadia y Soho en Colombia, losnoveles.net y letralia.com desde la red. Las revistas físicas, cada vez se ve con más claridad, deberán estar ligadas a espacios físicos de encuentro como el que significa este próximo Bogotá 39. En tal medida este número de piedepágina quisiera funcionar como complemento y como disparador de curiosidades y discusiones para el público y las instituciones (editoriales, bibliotecas, colegios, librerías) que tomarán parte. Por otro lado, con el fin de afianzar y hacer un poco más claro el panorama que se busca ir estableciendo, la versión web de la revista, www.piedepagina.com, contará además de los textos de los autores, con enlaces a las diferentes páginas personales, blogs, revistas, editoriales y otros materiales que brinda internet.


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