Revista de Libros |
No. 10 diciembre 2006 |
Presentación En este número, como es ya tradición, destacamos los mejores libros publicados en Colombia durante el año pasado. Queremos con ello resaltar el desarrollo de la industria editorial en nuestro país mediante un reconocimiento que incluye sin duda el trabajo de editores y diseñadores pero que sobre todo se refiere a la calidad de los contenidos y por lo tanto señala ante todo la obra de los autores. Al hacerlo nos suscita la sensación de que nos quedamos un tanto cortos frente al objetivo propuesto porque se quedan por fuera valiosas empresas editoriales no reflejadas en un título específico. Ya el año pasado para obviar este problema nos tomamos la licencia de postular como el mejor libro del año una colección, Libro al viento, que además estaba formada en buena medida por reediciones. Para no convertir las licencias en la regla este año hemos desechado esta alternativa con lo que tenemos que buscar otra manera de subsanar esta falla. Esta carta pretende ser la solución. Recorriendo el panorama editorial del año sorprende la calidad y el cuidado con el que se han realizado numerosos proyectos editoriales. Eafit es una muestra notable del trabajo de un editor al frente de una editorial universitaria. Tanto la selección sorprendente como la calidad formal de los libros muestran el gran placer y el profundo afecto que está detrás de este trabajo, como ejemplo están las cuidadosas ediciones de Máximas de La Rochefoucauld y de Bitácora desde el cautiverio de Gilberto Echeverri. Panamericana, con la biografía de Fernando Botero de Juan Gustavo Cobo Borda, cumplió con llegar a las cien biografías que había anunciado para su colección. Están sus lectores tan satisfechos con el resultado como sus editores, hasta el punto de que estos últimos han decidido continuar con la serie, a un ritmo más lento pero manteniendo los estándares que dieron tan buenos resultados. En los libros infantiles es difícil elegir por la abundancia de buenos proyectos. En este sector se ha dado uno de los desarrollos que más optimismo generan entre los que seguimos el mundo del libro. La oferta es tanta y tan variada que no podemos sino confiar en que tendremos una generación de ávidos lectores formados en el afecto a tan buenos libros como los que se encuentran hoy en la oferta colombiana. Babel libros lanzó una nueva colección cuidadosamente editada e ilustrada en la que se destacan los trabajos de Maria Paula Bolaños. Norma inició una magnífica colección de libros álbum de lujo “Libro fuera de serie” y continuó con ritmo constante las tradicionales Torre de Papel y Buenas Noches. Ediciones B lanzó la prometedora colección Iguana y editó una serie de libros sobre animales en extinción a la vez hermosa y muy completa. Y Alfaguara continuó su línea infantil y juvenil, donde se contó con la afortunada reedición de Mapaná de Sergio Álvarez, que antes había pasado desapercibido. El clima es de celebraciones, Bogotá, capital mundial del libro, el año de García Márquez, los congresos de la lengua, las bibliotecas de Medellín, la vigésima feria internacional del libro de Bogotá y muchos etcéteras. Pero sobre todo esas realizaciones concretas que se manifiestan en las colecciones arriba citadas y en los títulos que destacamos en el artículo de portada que pasarán por las manos de muchos lectores y se guardarán en numerosas bibliotecas, son de verdad un motivo para celebrar y una razón para esperar y proponerse un desarrollo aún mayor.
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